23 de diciembre de 2008

Técnica de la imaginación, 17/11/08

¿En qué consiste? ¿Cómo se desarrolló?


En la tercera actividad de la sesión se pretendía trabajar sobretodo la vulnerabilidad de cada uno de los estudiantes. El ejercicio, en el que se trabajaba por parejas, consistía en identificarse con un animal, árbol, una casa, el lugar favorito de la infancia y un juguete y expresar lo que sentíamos, queríamos y necesitábamos. La mecánica era siempre la misma: “si yo fuera un… sería…” y a continuación, respondía el otro compañero; después, “soy…, siento…”, “soy… quiero…” y, por último, “soy…, necesito…”. Aída y yo trabajamos juntas; a continuación presentaré y comentaré lo que yo fui diciendo:


Si yo fuera un animal, sería un caballo. Soy un caballo, siento que mi galope es rápido y un poco descompasado, y que mi crin se echa hacia atrás por el viento; soy un caballo, quiero llegar a algún sitio pero no sé cuál; soy un caballo, empiezo a fatigarme y necesito parar para descansar aunque no haya llegado a mi destino.


Si yo fuera un árbol, sería un almendro. Soy un almendro, siento la luz del sol sobre mis ramas y flores; soy un almendro, quiero que mi hermano pequeño juegue debajo de mí; soy un almendro, necesito que no anochezca para que puedan venir más niños a jugar y para que mis flores no teman a la oscuridad.


Si yo fuera una casa, sería una casita rural en medio del campo con vistas a la playa, con dos puertas para entrar: una daría a una playa, de agua turquesa y con mucho olor a sal; la otra, a un campo de tonos verdes, con árboles frutales y animales como vacas, ovejas, patos, etc. Soy una casita de campo, siento que estoy viva, que hay una familia dentro de mí, que hay niños y un perro que persigue a los patos. Soy una casita de campo, quiero que mis habitantes se bañen en el mar; soy una casita de campo y creo que no necesito nada en especial.


Si yo fuera el lugar favorito de mi infancia, sería el regazo de mi madre. Soy el regazo de mi madre, siento calor y bienestar porque tengo sobre mí a mi hija (es decir, yo); soy el regazo de mi madre, quiero estar ahí siempre que me necesite; soy el regazo de mi madre y necesito tener fuerzas para no cansarme por el peso de mi hija.


Recuerdo muy bien que Aída comentó que ella sería la casa y el patio donde jugaba con sus primos al escondite. Recuerdo también que se emocionó y entristeció un poco porque echaba de menos a su familia. Parece que relacionamos la infancia con experiencias buenas, que desearíamos revivir en cualquier momento. La reacción de mi compañera me estremeció porque sentí que las dos estábamos ancladas en el pasado, en algo que probablemente no volvería a repetirse pero que nos había marcado como personas.


Por último, si yo fuera un juguete, sería un libro con ilustraciones sencillo de leer, una historia tierna para mayores y pequeños. Soy un libro con ilustraciones, siento los colores de mis páginas y el cosquilleo que me producen las letras al leerse; soy un libro con ilustraciones, quiero hacer sonreír a los niños, aliviarles si están tristes o acontecidos; soy un libro de ilustraciones, necesito que mi historia no aburra nunca.


¿De qué me doy cuenta sobre mí mismo? ¿Y de la relación con el grupo?


De la relación con el grupo no puedo comentar nada, puesto que trabajé solo con Aída. De ella, en cambio, sí puedo decir que me escuchaba con todos los sentidos, que me hizo sentir muy bien, muy tranquila, y que, además de emocionarse cada vez más a medida que avanzábamos, consiguió transmitirme lo que sentía.


¿Cómo fue mi relación con los papeles de la autoridad?


Mi relación con ellos fue correcta, sin presiones ni intimidaciones.


¿Por qué puede ser útil esta actividad para mí?


Pues no sé muy bien para qué puede resultarme útil, supongo que le interesaría más bien a un psicólogo o psicoanalista para dibujar mi perfil, pero a mí creo que el ejercicio no hace sino mostrarme aquello que me gustaría ser o tener, es como un reflejo de aquello que me haría feliz.


¿Cómo me he sentido? Percepciones, sensaciones y sentimientos de mí y con mis compañeros.


Me sentí relajada y algo melancólica porque añoraba aquello de lo que hablaba, pero, en general, muy contenta y, a diferencia de otros ejercicios, me notaba muy sosegada, aunque puede que se debiera en parte a que trabajaba con Aída.


¿Cómo lo relaciono con otras asignaturas?


Llevo varios días pensándolo y no consigo relacionarlo con las asignaturas del curso. Creo que es una técnica que efectivamente demuestra que los estudiantes (y también los profesores) somos vulnerables a sentimientos, emociones, momentos o recuerdos, y que de alguna manera eso condiciona nuestro proceso de aprendizaje y enseñanza; más allá de eso, no encuentro ninguna otra relación.


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