¿En qué consiste? ¿Cómo se desarrolló?
La segunda mitad de la clase la dedicamos a comentar unas fotografías. Benjamín y Marisa las pusieron boca arriba en una mesa y cada uno de nosotros individualmente debía escoger la que más le gustara o la que más le dijera algo. También podíamos llevar nosotros una fotografía, que fue justamente lo que yo hice.
Una vez habíamos escogido la foto, tuvimos unos cinco minutos para preparar un texto que la describiera. Una vez hecho esto, dejábamos las imágenes boca arriba en la mesa para que todos pudiéramos ver las que había escogido, sin saber quién. Por tanto, el juego consistía en conseguir que los demás adivinaran qué fotografía habíamos escogido con ayuda de nuestra descripción.
En mi caso, comenté la fotografía que traje mediante una especie de monólogo. Mis demás compañeros hicieron lo mismo pero, curiosamente, cada uno describió la foto de una forma distinta. Así por ejemplo, Aída elaboró un discurso de crítica sobre la situación de los niños que viven en condiciones precarias; Isabel, se describió a sí misma expresando cómo se sentía; Lola, describió la fotografía, explicando su contenido; y Jordi comentó su imagen, si no me equivoco, como si estuviera leyendo un ensayo de sociología.
En la próxima entrada del blog, subiré la fotografía y el texto que escribí hará ya más de un año inspirándome en ella.
¿De qué me doy cuenta sobre mí mismo? ¿Y de la relación con el grupo?
Durante el ejercicio me di cuenta de que cada uno de nosotros utilizó estrategias distintas para explicar la fotografía, lo que me hizo pensar en lo diferentes que éramos y somos los unos de los otros. Era el primer día de clase y supuestamente todos estábamos un poco cortados, pero creo que alguna idea nos pudimos hacer de nuestra forma de ser. De este modo, corroboré algo que ya sabía: cómo de transparentes somos cuando hablamos o escribimos y cuánto dice de nosotros nuestra gestualidad, nuestra expresión, etc.
¿Cómo fue mi relación con los papeles de la autoridad?
Teniendo en cuenta que era el primer día de clase, creo que no fue mal. Estaba algo cortada porque tanto Marisa como Benjamín nos observaban y tomaban notas, pero por lo demás, todo bien.
¿Por qué puede ser útil esta actividad para mí?
Supongo que para tomar conciencia de la capacidad de improvisación que tenemos todos nosotros y para demostrarme que, aunque preferiría que me tragara la tierra, también yo soy capaz de salir frente a todos y describir a mi manera una fotografía.
¿Cómo me he sentido? Percepciones, sensaciones y sentimientos de mí y con mis compañeros.
A pesar de que contaba con un poco de ventaja sobre mis compañeros porque ya conocía la fotografía que iba a describir y sabía más o menos lo que quería decir, estaba nerviosísima y bastante incómoda. Aunque dicen que no se me nota tanto como creo, me pongo histérica cuando tengo que exponer o hablar en público, y hacerlo frente a seis personas que no hacen más que mirarte y escucharte me puso de los nervios.
A ellos, en cambio, no los sentí tan intranquilos como a mí, si bien es cierto que también demostraban un poco de desconcierto al terminar la actividad (quizás porque no sabían qué más decir, o dudaban de si lo habían hecho bien, de si nos había gustado al resto, etc.).
Al terminar la actividad, me relajé un poco, quizás porque me aliviaron muchísimo los comentarios de Marisa, a quien sí le gustó mi monólogo-descripción.
¿Cómo lo relaciono con otras asignaturas?
Me resulta difícil relacionar esta actividad con alguna asignatura del máster que no sea alguna de análisis del discurso o de lengua. Creo que es la actividad perfecta para animar a los estudiantes a participar y a conocerse un poco mejor.
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