29 de diciembre de 2008

Seguimiento del fórum 15/12/08 (I)

A continuación presentaré y comentaré los comentarios de mis compañeras del fórum de la asignatura sobre las actividades del día 15/12/08 y las posibles reacciones que se hayan derivado de los mismos. Voy a tomarme la libertad —espero que no les importe a mis compañeras— de subrayar lo que me llama más la atención o considero más importante, y de eliminar lo que se repite a lo largo de los comentarios.


Mis aportaciones no las copiaré, puesto que lo que escribo en el fórum es lo que he escrito previamente en la entrada del blog de ese mismo día, salvo en aquellas ocasiones en que respondo algún comentario de mis compañeras.


En primer lugar, esto es lo que comentó Lydia sobre cómo se desarrolló la clase y de lo que se dio cuenta sobre ella misma y los demás.


[…]

Supongo que la finalidad de este ejercicio (el primero, el de baile) era tomar consciencia de nuestro cuerpo y de cómo experimenta las sensaciones que percibimos por los sentidos, alejado de la mente y del raciocinio. Muchas veces percibimos sensaciones que no sabemos explicar con palabras y esto es porque las captamos con la sensibilidad del cuerpo.

Por último, hicimos unos juegos de rol en parejas para experimentar el concepto de autoridad. Éramos cuatro parejas pero sólo actuamos tres. Surgieron tres situaciones distintas. Benjamín nos había dado sólo una premisa, muy amplia: A es la autoridad y B quiere algo de A […].

Las representaciones teatrales me gustaron mucho porque aunque, en principio, fueran sólo papeles representados, creo que todos los llevamos en el interior y que pueden aflorar en cualquier momento. Si no actuamos de determinada manera es quizás porque se nos ha educado para que no nos comportemos así o porque hemos sufrido situaciones desagradables que tratamos de evitar en nuestras actuaciones o porque socialmente no está bien considerado. Todos tenemos la capacidad de ser violentos, cariñosos, transigentes, intransigentes, comprensivos, etc. La diferencia está en que cada uno decide cuándo serlo y cuándo no. O, al menos, debería ser así, porque ésta es otra capacidad, el decoro o la adecuación al contexto, que no todo el mundo posee.

[…] Cuando un profesor me ha dicho cosas de este estilo he comprendido enseguida que no se interesaba lo más mínimo por mi problema. Además, confieso que esta es la respuesta que alguna vez he dado yo también a mis alumnos cuando no he querido implicarme en el asunto. Como véis, en el fondo también soy cobarde. O quizás pasota, porque es cierto que los profesores nos vemos a menudo sobrepasados por los problemas y las exigencias de nuestros alumnos y es imposible cargarte todo sobre la espalda y echar para adelante. Esa no es nuestra tarea, creo. Lo difícil es buscar el límite entre profesor y persona, entre "vida pública" y privada, si es que existe... […]”.


A lo que yo respondo:


“Opino que tienes razón cuando dices en el último párrafo que un profesor no puede cargar con todo y opta en más de una ocasión por no implicarse más en las peticiones o preguntas de los estudiantes; sin embargo, creo que a veces el profesor no es cobarde, sino que se comporta de ese modo porque precisamente quiere que el alumno se implique al máximo y aprenda a conseguir sus objetivos sin depender 100% del profesor.

En 1º de bachillerato tuve un profesor de historia que se pasaba el día diciéndonos que no podía ayudarnos a hacer los trabajos, que nos apañáramos nosotros solos, que había una biblioteca y personas mayores con las que contrastar la información que obtuviéramos. Te juro que le odiaba. Siempre he sido muy responsable y trabajadora pero su postura pasota me ponía de los nervios, me veía perdida y él no hacía más que repetirme que tranquila, que seguro que lo estaba haciendo bien. Al terminar el curso, me puso sobresaliente ^^ y me dijo que se había comportado así expresamente para demostrarnos a todos que también nosotros podíamos estudiar sin él a todas horas. Ahora lo pienso y creo que lo hizo bien.

En cambio, en segundo de bachillerato tuve una profesora que, apoyándose en la idea de que la Selectividad era otra cosa distinta a lo que estábamos acostumbrados, optaba por llegar a clase, explicar leyendo el libro y gritarnos que ya erámos mayorcitos, que estudiáramos y que decidiéramos nosotros qué era lo más importante. Cuando teníamos dudas parecía que le molestaba que le preguntáramos y cuando intentábamos expresarle nuestros miedos o dudas frente a la selectividad, no hacía más que decir "ya sois mayorcitos, ya basta". Creo que ella es un típico ejemplo de la cobardía a la que te refieres.



De la aportación me gustaría remarcar que también ella valoró por un lado, la importancia de tomar consciencia de nuestro cuerpo; y por otro, el concepto de autoridad en las escenificaciones teatrales. Efectivamente, el profesor actúa generalmente según como le han educado o según cómo le han educado. Todos tenemos fundada en nuestro interior una idea de lo que debemos hacer o no en el aula.


Como personas libres e inteligentes, escogemos lo que mejor se adapta a la situación determinada y somos nos hacemos responsables de sus posibles consecuencias, por tanto, aunque algunos profesores nos hayan “enseñado” lengua extranjera, p.ej. sin hablar nunca en inglés en clase, no significa que nosotros debamos hacer lo mismo.


Finalmente, me parece interesante el concepto de “cobarde” que explica Lydia en su comentario; sin embargo, creo que los comportamientos a los que se refiere a veces vienen motivados por otras razones, como las de querer que el alumno sea más autónomo, en ese sentido, por supuesto, el profesor no debería considerarse cobarde.


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