15 de diciembre de 2008

Chequeo de la relajación, 17/11/08

¿En qué consiste? ¿Cómo se desarrolló?


La primera actividad que realizamos en clase fue el chequeo de relajación, bajo mi punto de vista, la más violenta de todas las de la tarde. La actividad, que se hacía en parejas, consistía en destensarnos con la ayuda de los gestos y acciones del otro. Aída y yo trabajamos juntas y la verdad es que no tengo ninguna queja de ella porque ¡me hizo unos masajes estupendos! :)


Como he dicho, Benjamín empezó fuerte. Imaginaos a dos estudiantes sentados en una silla con los ojos cerrados y otros dos (bueno, uno de ellos era Marisa, la profesora) destensando al otro; y Benjamín en el centro de la clase, observando el más nimio movimiento de cada uno… Parece fácil, incluso divertido, pero no lo fue en absoluto. En nuestra pareja empezó Aída. Recuerdo que comenzó masajeándome literalmente la cabeza pero aquella delicia —sí, Aída, tus masajes capilares son increíbles— duró poco, Benjamín enseguida le animó a destensar literalmente mis músculos; sin ver nada tuve la sensación de que Aída se aguantaba la risa y de que, como yo, estaba nerviosísima. Comenzó tocándome las piernas, las sujetaba y las movía de arriba a abajo; después hacía lo mismo con los brazos, me frotaba sus manos por mis brazos, me acariciaba las manos y las piernas de nuevo. Pronto invertimos los papeles y aun fue peor, ¿cómo iba yo a destensar a Aída si me temblaban las manos? Aun así lo intenté y por lo menos conseguí que estuviera un rato sin reír.


¿De qué me doy cuenta sobre mí mismo? ¿Y de la relación con el grupo?


Me doy cuenta de que no conseguí relajarme, de que no fui capaz de realizar correctamente el ejercicio; estaba más pendiente de las decisiones de Aída que de mí misma. De hecho, creo que me olvidé del objetivo de la actividad y, más que relajarme, me tensé porque no solo quería controlarme a mí misma sino también dominar mi cuerpo, mi boca, mi postura, etc.


Creo que no fui capaz de abstraerme del aula y no me sorprende porque necesito tener confianza con la gente para hacer ejercicios de este tipo. No concibo la relajación si estoy en un sitio diminuto, sin luz natural, con un profesor de pie, observando y una compañera que conozco desde hace un mes moviendo mi cuerpo de un lado a otro. Sé que lo pinto algo drástico pero si de algo me di cuenta es de que no se cumplían las condiciones mínimas para poder relajarme y creo que al resto del grupo le sucedió algo parecido.


¿Cómo fue mi relación con los papeles de la autoridad?


Pues bien, puesto que Marisa se convirtió en una estudiante más, Benjamín era el único que ejercía el papel de autoridad. Mi relación con él no fue muy buena, ya que me incomodaba que estuviera de pie, frente a nosotros, pendiente de nuestros gestos o comentarios.


¿Por qué puede ser útil esta actividad para mí?


Creo que puede resultarme provechosa siempre y cuando consiga relajarme un poco más antes de realizarla. Sin estar nerviosa, esta actividad me permite destensar mi cuerpo, olvidarme de lo demás, de lo de fuera, y encarar más positivamente, más a gusto conmigo misma las actividades posteriores.


Me estoy imaginando p.ej. en mi primer día de profesora en la universidad, jaja. Me imagino en el baño –o quizás en el despacho propio y todo!— moviendo los brazos, girando la cabeza suavemente, cogiendo aire, expulsándolo despacio, estirando los dedos de mis pies y manos… después, me iría a clase, desde luego, más viva que nunca; solo de imaginarlo me están entrando ganas de apartar los dedos de las teclas del ordenador y estirarlos fuerte y hacerlos crujir. En cierto modo, creo que actividades como esta pueden ayudarme a librarme de condicionamientos corporales, mentales o contextuales y a aceptar la realidad, mi realidad, y aceptarla tal y como es.


¿Cómo me he sentido? Percepciones, sensaciones y sentimientos de mí y con mis compañeros.


Me sentí intranquila e intimidada; hubiera preferido relajarme a solas y no con Aída y delante de Benjamín y los otros compañeros, no por ellos o porque no estuviera cómoda a su lado, sino, porque como he comentado antes, me faltaba confianza. Al finalizar la actividad más que destensada sentía que quería desaparecer; no estaba para nada satisfecha con los resultados ni conmigo misma ni con Aída, con ella tuve la impresión de que en vez de transmitirle sosiego, le contagié mi inestabilidad. Sin embargo, ahora que lo pienso en frío, creo que la experiencia mereció la pena y estoy convencida de que con un poco más de tiempo, unas sesiones más tarde, me hubiera sentido más tranquila y le hubiera sacado mucho más jugo a la actividad.


¿Cómo lo relaciono con otras asignaturas?


Creo que este ejercicio es socioconstructivista por varios motivos: en primer lugar, se realiza con el objetivo de que todos los estudiantes se sientan más cómodos con su propia persona y los demás, esto es, fomenta que la actitud del alumno consigo y con los otros sea la más relajada posible. Pretende evitar formalidades o miedos ante la diferencia de papeles de autoridad o simplemente miedos por la diferencia de edad, el nivel de experiencia de cada uno, etc. El clima de la clase en el aprendizaje socioconstructivista es fundamental y mediante ejercicios de relajación, estoy convencida de que el ambiente que se genera es otro. Se establece, por decirlo de algún modo, una interdependencia positiva entre todos los estudiantes, dado que el bienestar de uno beneficia y ayuda al otro, y viceversa. Por otro lado, hay un mediador que no castiga el error ni marca unas pautas inamovibles, sino que ayuda a los estudiantes a encauzar el desarrollo de la actividad de la manera que les resulte lo más cómoda o eficaz posible.

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