18 de febrero de 2009

Despedida (temporal, espero)

Casi tres meses después de la primera entrada, llega el momento de despedirse y hacer balance, al menos de la asignatura “Técnicas teatrales de expresión”. Confieso que no me gustan las despedidas, preferiría dejar la puerta entreabierta para poder pasar por aquí de nuevo; aun así hoy es el último día de clase y tengo que autoevaluarme. Intentaré que, por ser la última, y dado que las despedidas siempre son muy sentidas y amargamente dulces, esta entrada sea lo menos racional posible y transmita de la mejor manera posible cómo me siento después de las clases con Benjamín y la reflexión personal que he hecho a partir de éstas. Allá voy:


Tengo la sensación de que a lo largo de todas las clases con Benjamín y mis compañeras, he ido evolucionando poquito a poquito. Recuerdo lo nerviosa e insegura que estaba la primera clase, el modo en que empezaba a tranquilizarme o soltarme a partir de la tercera clase y lo cómoda e integrada que me sentía en las dos últimas. Ha sido para mí una evolución gradual, pasito a pasito, con las indicaciones de Benjamín, y siempre cogida de la mano de mis compañeras. Todavía me río de cómo mi cara de escepticismo de las primeras sesiones se ha ido volviendo comunicativa, expresiva y relajada; quién me lo diría, a mí, que no había actuado nunca en un espacio vacío y nuevo, y que para nada creía que la práctica de ejercicios de relajación pudieran resultar útiles para el desarrollo de la clase.


Estoy contenta, contenta y satisfecha. La reflexión de las actividades de clase y de mi participación y la de mis compañeras, me ha servido para darme cuenta de lo provechoso que me ha resultado esta asignatura. Por fin he sido consciente de factores en los que nunca había pensado: en primer lugar, de lo importante que es conseguir que el profesor y los alumnos se sientan cómodos en el aula, que exista conexión entre ellos, que la enseñanza no se limite a transmitir conocimientos, sino a hacerlo involucrando y motivando al estudiante, conociéndolo, aprendiendo de él, adaptándose a sus estrategias de aprendizaje; en segundo lugar, de que mi cuerpo y mi mente tienen mucho que decirme sobre la manera de enseñar, especialmente el cuerpo.


Benjamín nos ha enseñado que debemos escucharnos a nosotras mismas, sentir qué nos dicen nuestros músculos, qué les pasa, si se quejan por algo; que debemos intentar olvidarnos de lo racional, o al menos desconectar de nuestras preocupaciones o del exterior antes de comenzar una clase, y valorar cómo me siento aquí y ahora y qué puedo hacer yo con mi cuerpo para conseguir ofrecer a los alumnos y también a mí misma, por qué no, toda mi creatividad, imaginación y vulnerabilidad.


La relación con mis compañeras, además, ha sido muy buena. En todo momento me he sentido a gusto con ellas y trabajar a su lado, intercambiando papeles /roles, impresiones, emociones me ha hecho ver lo diferentes que somos las personas, el modo tan dispar que tenemos de sentir, de entender las cosas, y, sobre todo, de que cada una tiene en su interior miles de sentimientos y recuerdos que deben valorarse a la hora de relacionarse con ellas. Creo que trabajar en grupo me y nos ha hecho mucho bien porque ha sido un modo de demostrarnos en la medida de lo posible, lo complicado pero a la vez apasionante –por la variedad de estudiantes- que resulta ser profesora, no solo cuando se explican contenidos, sino también cuando interactuamos, negociamos, intercambiamos ideas con los alumnos.


Empezaba este blog con unos objetivos que me animó a marcarme Benjamín: hacer un seguimiento exhaustivo del foro de la asignatura, elaborar mis propias reflexiones, comentar las actividades en el aula y añadí además ofrecer enlaces que resultaran interesantes para mis compañeras. Creo que lo he conseguido. Ha sido laborioso y complicado pero lo he logrado. Me encanta poder releerme dos meses atrás y darme cuenta de en qué nivel estaba entonces y dónde me encuentro ahora. Independientemente de que se tenga en cuenta o no este blog, creo que ha sido una experiencia que ha merecido la pena y aunque me ha “quitado” mucho tiempo, no me arrepiento de ello. Estoy convencida de que a la larga puede servirme para reflexionar y recordarme quién soy y qué debo hacer para conocerme y darme a conocer a mis alumnos.


Esta autoevaluación está llegando a su final, pero antes querría criticarme un poco. Repito que todo me ha parecido muy provechoso pero quizás hubiera podido involucrarme un poco más en las clases, confiar un poco más en Benjamín y olvidarme de las preocupaciones externas. Sin embargo, estoy convencida de que si la asignatura se prolongara un poco más, podría hacerlo.


Pues hasta aquí, a modo de conclusión informal y algo infantil, me gustaría decir que me lo he pasado como una niña, que me he sentido con una niña inexperta en clase, que aprendía continuamente de y con sus compañeras y que he disfrutado como tal de la música y de los ejercicios de Benjamín, aunque pudieran incomodarme un poco. Más vale que “Blogger” no nos cierre nunca los blogs, porque estoy convencida de que en un futuro volveré a “A Lev le gusta el teatro” para recordar y poner en práctica con mis alumnos todo lo que he aprendido en esta asignatura.


Un abrazo,


Inma.

 

Copyright 2007 ID Media Inc, All Right Reserved. Crafted by Nurudin Jauhari