31 de enero de 2009

Relajación y laboratorio de pruebas, 28/01/09

¿En qué consiste? ¿Cómo se desarrolló? ¿De qué me doy cuenta sobre mí mismo? ¿Y de la relación con el grupo? ¿Cómo me he sentido? Percepciones, sensaciones y sentimientos de mí y con mis compañeros.

El objetivo principal de la sesión era impulsar y fortalecer la creatividad e imaginación de la profesora, además de mejorar su autoestima. Los ejercicios pretendían realizarse no solo para el beneficio de la profesora (nosotras), sino también para el buen desarrollo de la clase con los alumnos. Debíamos aprender en cierto modo a conectar con el alumno, más allá de explicar unos contenidos.

Dividimos las cuatro horas en dos partes bien diferenciadas: una de relajación y la otra de interpretación o roleplaying. En primer lugar, nos pusimos en círculo y repetimos lo de la clase anterior: imitamos a Benjamín. De nuevo Benja exageraba cualquier movimiento y al menos a mí me resultaba un poco violento; además, Isabel no se sentía muy a gusto en el grupo y creo que al resto nos influenció un poco.

Después de la relajación, nos sentamos en círculo con los ojos cerrados, y Benjamín empezó a contarnos una historia cuyas protagonistas íbamos a ser nosotras mismas. Antes de empezar, realizó lo que considero que fue un ejercicio para desarrollar nuestros sentidos y conseguir que fuéramos más vulnerables con nuestro cuerpo y las demás. Poco a poco, nos fue contando que nos íbamos llenando de color. Piano, tan sutilmente –o al menos así lo sentía yo- que la experiencia, sobre todo cuando rozábamos la zona de la pelvis, se convirtió por un momento en algo cargado de sentimiento y por qué no decirlo, de erotismo. Al terminar, teníamos cada parte de nuestro cuerpo de un color y podía sentir la fuerza e intensidad de cada uno de ellos: el calor del amarillo, la suavidad del verde, el sosiego del azul... Sencillamente, me pareció una sensación increíble en la que, aunque no se prolongó demasiado, pude sentir la cantidad de vida y fuerza que albergaba cada uno de mis músculos y órganos.

Al terminar, fue cuando Benja nos contó la historia que, desgraciadamente, no tuvo demasiado efecto en mi caso. La experiencia consistía en imaginar que nos íbamos de la universidad, subíamos en un vehículo e iniciábamos un viaje hacia el bosque, viendo cada vez más lejos la universidad. Una vez en el rincón más frondoso, nos sentábamos en una piedra y se nos aparecía una niña que era en realidad nuestra persona de pequeñita. Ésta nos contaba algo al oído y nos entregaba un regalo. En mi caso, y a diferencia del resto de la clase, me costó muchísimo adivinar qué me decía (yo misma de pequeña). Estuve pensando un poco en qué podía revelarme y creo que me dijo algo así como "¿ves cómo sonrío? Así eres tú", pero admito que no fue como otros ejercicios donde reacciono sin que sea necesario buscar una respuesta.

De este último ejercicio me doy cuenta del efecto en primer lugar de los ejercicios de relajación y en segundo lugar, de la fuerza del subconsciente. Es cierto que yo no terminé muy satisfecha -también es cierto que lo empecé bastante escéptica y con un dolor de espalda horroroso- pero al escuchar a mis compañeras, pude comprobar que efectivamente se habían aislado física y mentalmente del exterior y que, concentradas en aquella historia, sintieron cómo la niña les explicaba y regalaba algo relacionado con lo que les había acabado de contar.

Por ejemplo, en el caso de Carmen, contaba que su ella pequeña le dijo que estaba bien, que se olvidara del pasado porque se encontraba bien, y le entregó un llave, que, valientemente, interpreto como una manera de animarle a cerrar la puerta del pasado y abrir una nueva que lleva a la felicidad. Supongo que si alguien lee todo esto pensará que nos hemos vuelto locas o que Benja es un Blake más, pero después de atender a las experiencias de mis compañeras, estoy más que convencida de que estos ejercicios no son una manera de perder el tiempo, sino un modo de conocernos un poco mejor y de demostrarnos quién somos y cómo nos sentimos aquí y ahora.

La segunda parte de la sesión la dedicamos a lo que Benjamín bautizó como "el laboratorio de pruebas", es decir a generar situaciones complicadas de enseñanza y a impulsar la enseñanza creativa. Carmen fue la primera en lanzarse al ruedo y la verdad es que aguantó como una campeona. El ejercicio consistía en que ella jugaba a ser profesora y el resto, a actuar como esos alumnos que nunca queremos tener, bien porque no prestan atención, porque hablan demasiado, porque no están motivados, etc.

Durante y después del ejercicio nos lo pasamos como niñas, porque vimos reflejado en nosotras mismas por un lado, lo que disfrutan los alumnos cuando manejan como quieren al profesor, y por otro, lo complicado que resulta para el profesor ganarse el respeto y la atención del alumno. Uno de los puntos importantes de la práctica, es la importancia de la improvisación e imaginación. Así por ejemplo, en una de las interpretaciones, aprovechando que los niños se pasaban notitas en vez de escuchar la explicación de la profesora, ésta hubiera podido animarles a aprender inglés escribiendo papelitos.


¿Cómo fue mi relación con los papeles de la autoridad?

Al principio de la clase y en parte al dolor de espalda que tenía, no tenía mucha ilusión y me costaba seguir el ritmo a Benjamín, pero a medida que fuimos relajándonos, cogí más confianza y me relajé cada vez más, con lo que también mejoró mi relación con él.

¿Por qué puede ser útil esta actividad para mí?

Es útil porque me ha demostrado más que nunca la eficacia de la relajación, y porque me ha concienciado de lo importante que es que el profesor se esfuerce por acercarse (conectar) el máximo posible a sus alumnos mediante la imaginación e implusividad. También me ha gustado muchísimo porque de nuevo me ha demostrado que debo confiar mucho más en mí misma, ya que si soy insegura o triste una clase, es imposible transmitir energía positiva a mis alumnos.

¿Cómo lo relaciono con otras asignaturas?

La verdad es que los ejercicios de esta sesión, especialmente el segundo, están muy relacionados con otras asignaturas, y a diferencia de en otras ocasiones en que tenía que pensarlo más, a medida que escribía los párrafos anteriores iba viendo con claridad y sin buscarlo, el vínculo de contenidos.

En primer lugar, es evidente que la parte de relajación es una práctica socioconstructivista, puesto que, como dijimos en entradas anteriores, intenta conseguir el bienestar del profesor y del alumno. Pero más allá de eso, en los ejercicios pude percibir algo distinto, quizás porque Benja nos dijo que íbamos a fomentar la creatividad a través del relax. Las actividades iban a hacernos sentir mejor para después estar más brillantes en los ejercicios de roleplaying. Todo esto me lleva a pensar que la relajación es fundamental no solo para que exista un buen ambiente en clase, sino para que el profesor se sienta más seguro consigo mismo.

Si el profesor logra dejar sus problemas fuera del aula, o incluso, entra con ellos pero se esfuerza por aceptarlos y buscar alternativas para que no le influyan con su relación con los alumnos, si el profesor confía en él, se siente a gusto, y es muy probable que los alumnos así lo sientan y se muestren más motivados e incluso empáticos. En este sentido, y como nunca antes lo había hecho, estoy convencida de que la relajación, el hecho de pararse un momento a escuchar el propio cuerpo y la mente, debería ser una práctica obligatoria antes de empezar la clase.

Además, volviendo a la idea de Gattegno de que “solo la conciencia es educable”, creo que también estos ejercicios nos demuestran que mediante la relajación el profesor (y también el alumno) puede mejorar su capacidad y potencia. Se trata de producir conciencia, más que conocimientos, como afirma Gattegno, y creo, porque así lo sentí en mis compañeras, que el ejercicio de la historia, por ej., despertó en nosotras vulnerabilidad, impulsividad, creatividad, etc., elementos que sin duda favorecen la toma de conciencia del alumno en su proceso de aprendizaje.

Otra relación que veo con las demás asignaturas es que creo que el ejercicio de roleplaying sirve para concienciarnos de lo imprescindible que resulta tener presente y enseñar las diferentes estrategias de aprendizaje. En este ejercicio era el profesor quien tenía aplicar distintas estrategias según el estilo y tipo de estudiante. El profesor debía acercarse al alumno, colarse en sus pensamientos e intentar “justificar” sus actos para ver y entender de qué manera podía conseguir que el alumno se implicara y se motivara lo máximo posible.

Del mismo modo, existe también una relación clara entre la sesión y las ideas de Vigotsky que aparecen en su libro “La imaginación y el arte en la infancia”. Vigotsky se refiere a lo largo del texto a los beneficios del teatro sobre el niño porque supone una manera muy eficaz de expresar sus emociones o reacciones respecto a lo que le rodea. Es cierto que habla del teatro y los niños, pero el texto hace referencia a asuntos que desde luego otorgan aun más sentido a lo que hacemos en clase.

A continuación, copio algunos párrafos interesantes:

“El cerebro no sólo es un órgano capaz de conservar o reproducir nuestras pasadas experiencias, sino que también es un órgano combinador, creador; capaz de reelaborar y crear con elementos de experiencias pasadas nuevas normas y planteamientos.”

“Es cierto que las cotas más elevadas de la creación son, hoy por hoy, sólo accesibles para un pequeño grupo de grandes genios de la humanidad, pero en la vida que nos rodea, cada día existen todas las premisas necesarias para crear; y, todo lo que excede del marco de la rutina encerrando siquiera una mínima partícula de novedad tiene su origen en el proceso creador del ser humano.”

Estos son solo dos ejemplos de párrafos que nos remiten a dos de las ideas que nos dio Benjamín en clase: 1) abrir en el profesor un espacio de contacto con su creatividad, imaginación, impulsividad, vulnerabilidad, etc.; y 2) descubrir la dinámica de contacto aplicada al encuentro con los alumnos.

Según Vigotsky, la imaginación es un proceso creador de combinaciones de experiencias adquiridas. En mi opinión, considero que cuanta más experiencia tenga el profesor, cuantas más vivencias haya experimentado, más fácil le resultará acercarse al alumno y exprimir al máximo su capacidad imaginativa para conseguir el encuentro cognitivo y emocional con el alumno. En el ejercicio de roleplaying el objetivo no era sino este: ideárselas a base de imaginación para encontrar la forma más eficaz para que los alumnos se implicaran y participaran conscientemente en el proceso de aprendizaje.

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